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Entre el brécol y la morcilla

Bueno, queridos amigos, hoy vengo con ganas de hablaros de una cosilla, que se que a muchos les encanta  y a los que no, pues oye os invito a probar.  Se trata de… ¡ La morcilla!.

Hace unos días recibí en casa un “paquetazo” y digo “paquetazo” porque los amigos de Morcillas Ríos, han tenido el detallazo de enviarme un surtido de productos para que realice unas recetas, las cuales iremos colgando poco a poco por aquí. El surtido contenía unas morcillas de arroz, una de verduras, morcillas de un tamaño ideal para barbacoas y bolitas de morcilla, que en brocheta o para un aperitivo (o “snack”) vienen al dedillo (sobre todo esas visitas inesperadas). Para ir empezando a salivar, os digo, que por experiencia cuando compramos una morcilla, pues no se cuanta gente, pero imagino que muchos por falta de tiempo, o llámalo “x” contemplan este producto como de consumo y cocina rápida: abro, corto, frío y como.

Bueno, ahora os voy a dar una alternativa, primero dejadme que os hable un poco de las morcillas Ríos y luego os cuento.

La morcilla de Burgos RIOS se elabora con materias primas de máxima calidad completamente naturales, entre las que destacan el Arroz D.O. de Valencia Categoría extra, cebolla natural variedad “Grano de Oro”, manteca y sangre de cerdo, pimentón D.O. de la Vera, pimienta negra “Tellicherry Extra Bold Esp” y por supuesto embutida en tripa natural de cerdo y de vacuno. Todas sus variedades de Morcillas se encuentran libres de gluten (esto es importante, interesante y me alegra poder contároslo), certificadas conforme a la marca de garantía Controlado por la FACE (la federación de celiacos) y marca de garantía de la Junta de Castilla y León Tierra de Sabor.

Dicho esto, os invito a que si conocéis a algún celiaco le comentéis esto, pues, me parece que compartir estas cosas merece la pena porque así no se privan de productos tan buenos. Y ahora vamos con la receta.

Brécol con apio, morcilla, fresa y guarapo.

Ingredientes:

  • 1 brécol cortado en arbolitos. (o compradlo congelado, que además ya viene partido)
  • 1 tomate de pera
  • 1 cebolleta roja
  • ½ morcilla Ríos de verdura (desmenuzada y sin piel)
  • 4 fresas en cuartos (en mi caso he aprovechado unas Cocktail Pearls de fresa)
  • 1 rama de apio en bastoncitos
  • Guarapo (miel de palma)
  • Un puñado de Muesly
  • Sal rosa
  • Pimienta rosa y verde

Ponemos en una olla abundante agua a cocer común poco de sal, cuando ocurra el milagro del hervor, introducimos el brécol cortado y en unos 15 min lo tendremos listo para quitarle el agua y reservarlo. Mientras tanto en una sartén amplia (o de wok en mi caso) servimos una gotita de aceite y la cebolleta picada, la dejamos pochar lentamente.

 Mientras tanto, vamos desmenuzando la morcilla y cortamos 3 de las 4 fresas en 6 trozos y lo reservamos junto al tomate cortado finamente en media luna y esta media luna, a la mitad.

A todo esto ya tendremos la cebolleta pochada, agregamos la morcilla y dejamos que se cocine y se mezcle con la cebolleta unos minuto, después le agregamos el brécol y damos un par de boleos para calentarlo todo, y ahora en un último movimiento agregamos las fresas y el tomate (a modo que nos quede semi cocinado).

En un plato, antes de poner el brécol, con ayuda de una cucharilla servimos unas líneas, puntos, detalles de guarapo, ¿no tenemos o no hemos conseguido? Pues miel, la que más os guste. Servimos el brécol y por encima colocamos a gusto los bastoncillos de apio (crudos, con todo su sabor), la pimienta y la fresa que nos sobraba, en cuartos.

Espero vuestras impresiones, comentarios, etc, y os invito a que no os perdáis el próximo post:

Oda a la croqueta.


Ensalada de tallarines de oreja y patata al pistacho.

Bueno después de un tiempo desaparecido, cosa a la que ya os habréis acostumbrado jaja y no es porque yo lo quiera así, más bien celebremos que he tenido suerte ya que he tenido que movilizarme hacia San Sebastián para hacer un pequeño «currillo» para sacar algunos platos y cosillas de las que ojala pudiera hablar larrrgo y tendido.

Pero como ya he vuelto no os preocupéis por nada, que esta semana hay recetas, ingredientes y aprenderemos algo sobre los destilados o algún refresco con el que estoy ahora… véase 7up cherry o Guaraná antártica… ojala me dijerais cual preferís para futuros post 😉 pero bueno espero que así lo hagáis.

Ahora os presento esta receta:

Ensalada de tallarines de oreja y patata al pistacho.

A priori entiendo que muchos de vosotros pongáis esa cara de repeluco al leer oreja, pero sí amigos si, la gente de Cascajares ha tenido la amabilidad de proveerme con un producto delicado, tierno, sabroso… bueno aún sigo buscando palabras para definirlo. Orejitas de cohinillo confitadas con cariño, un producto que se deshace en la boca majetones y, que despliega un sabor duradero, meloso, agradecido.

Y yo…. ¿qué hago con las orejas? bueno nuestros amigos de Cascajares nos invitan a freírlas, crujientes ya son un buen bocado, así como cortarlos y hacernos unos torreznos de oreja para ver el partido de fútbol. Pero ahí estaba yo, sin fútbol, con la freidora sin aceite y una tarrina de ensalada de fruterías Patato (uno de mis nuevos fichajes oficiales, aunque ya llevaba mil años comprándoles).

Bueno sin más, paso a la receta.

Ingredientes:

  • 1 lata de orejitas Cascajares
  • 1 tarrina de mezclum de fruterías Patato (o una bolsa de mezlcum, oye que no tiene que ser Patato pero esta mu rica)
  • vinagre balsámico de frambuesa
  • 1 patata «nueva» pequeña
  • 100 gr de pistachos «jade»
  • agua
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal
  • pimientas

Esto es lo que utilicé, sin más, no os dejo la receta porque…. bueno, he tenido problemas pero con los ingredientes ya sabéis, quizá más adelante publique las recetas completas, se que es una marranada esto pero amigos, amigas…  comprender que no os lo explique claramente… podria acabar muerto en pocas horas (es broma, pero casi)

Puedo decir y diré que la patata va confitada, frita y rellena  con un praliné de pistacho a mi manera, pero bueno triturando los pistachos con un poco de aceite una cremita y rellenando… tralarí tralará y la ensalada pues no tiene mucho más que cortar la oreja saltear y mezclar…

Trucos tiene y muchos, pero oye… esta muy rico si le pones una vinagreta que se deje querer por los elementos balsámicos, y tiene ese toque de… «koala» que tanto vais a ver en estos días.

Saludos! y no os preocupéis que habra recetas, pero tendreis que leer las historias de cada plato para averiguarlas 🙂 a ver que tal se da este método de explicación que me estoy sacando de la manga (o ya se lo han sacado pero ahora me toca sacarlo a mí)

Sin más os invito a visitar la página de Cascajares y a que probéis sus productos, que nos pueden salvar el culo  de muchas cosas y además para una cenita curiosa se dejan querer mucho.


Pollo al curry con naranjas

Bueno amiguetes, debido a un tremendo error de cálculo ayer no llegue a postear la receta pertinente pero buena, ¡que nunca es tarde si la receta es buena!, o algo así jeje. Asique nada, manos a la obra y a la sartén. Esta es una de las recetas que se hizo con ayudar de las naranjas que la gente de Narsafor nos proporcionó, que las naranjas como veis no siempre tenemos que comerlas en gajos, rodajas o zumo.

Asique ese día precisamente tenía que preparar una comida para llevar en el tupper porque no comíamos en casa, tenía una pechuga de pollo y naranjas asique me dije… “Jandro chico, lo tienes todo para hacer un plato de wok” y así ocurrió agarré el wok, encendí al máximo el fogón y agregué los siguientes ingredientes:

Pollo en lascas al wok con salsa de naranja y curry al aroma de la albahaca fresca.

 


Para 2 personas:

–          1 pechuga de pollo. (grandecita)

–          El zumo de 2 naranjas medianas. (Navel Late de Narsafor)

–          1 Cebolla roja pequeña.

–          1 diente de ajo.

–          Sal y pimienta.

–          15 ml de ron oscuro. (Plantation Barbados)

–          1 tomate .

–          8 hojas de albahaca frescas.

–          1 cucharadita de curry amarillo. (Aroy-D buena marca es.)

 

Elaboración:

Cortamos con cuidado la pechuga en lascas más o menos finas teniendo en cuenta que podemos hacerlo verticalmente, o en mi caso, cortadas al bies, lo siguiente que tenemos que hacer es dejarlas en un platillo hondo, rociarlas con aceite (no bañarlas, un aliño como para ensalada), sal, pimienta y dejarlas reposar mientras seguimos con nuestra receta.

Encendemos el fuego, a una intensidad media y ponemos el wok a calentar, picamos el ajo en láminas o en daditos (al gusto) y reservamos en un platillo, mientras, cortamos la cebolla en dados finos (brunoise) y la reservamos. Una vez tenemos el wok caliente pidiéndonos aceite, pues vamos a darle el gusto, agregamos un chorrete de aceite de oliva al wok y acto seguido el ajo, damos un par de vueltas (yo uso una lengua de silicona (son la leche para estas cosas) pero si no tenéis pues usad madera). Cuando veamos que empieza a cambiar de color le agregamos la cebolla, pizca mínima de sal y a darle unos boleos para que se poche bien.

Cuando tenemos esto aprovechamos para dejar caer la pasta de curry y sofreír hasta que veamos que se ha disuelto, es el momento de agregar el pollo, eso sí, antes de echarlo al wok lo dejamos escurrir un poco para que caiga el aceite sobrante. Subimos el fuego a tope y damos unas vueltas potentes ¡Que suene la cocina!  Ahora el momento mágico vertimos el ron y como opción podéis acercar con cuidado y teniendo la campana extractora apagada, una cerilla encendida para flambear, o podéis dejar reducir y evaporar el alcohol un minutito, para acto seguido sumar el zumo de naranja y dejar reducir la salsa a gusto. Y para rematar apagamos el fuego, cortamos la albahaca en tiras y las disponemos sobre el pollo (esto es mejor hacerlo en el plato justo antes de comérselo).

Y bueno ya tenemos nuestro plato, nos queda degustarlo y disfrutarlo, que como dice un amigo mío… “El plato esta para comérselo no para mirarlo”.

Como sugerencia, pues podéis coger una zanahoria, pelarla y con el mismo pelador hacer unas tiras de zanahoria, luego cortarlas no muy largas y en crudo ponerlas por el plato junto a la albahaca que le aportara un toque crujiente y se lleva bien con la naranja.

 

¡Espero vuestros comentarios y fotos culinartistas! Pasadlo bien y disfrutar del día…. ¡buen provecho!


Receta marino hortícola con nuevos cambios.

Hace unos días me propuse darle un pequeño giro a este blog (para los que no lo sepáis tengo otro blog: Cocina Sin Fundamento. Este giro no es otro que el personalizar un poco más lo que escribo, impresiones, ideas, pruebas, etc. y así darle otro punto de vista quizá un poco menos profesional pero más cercano y divertido.

Así, de este modo, os dejo una receta que hice unos días y gracias a la cual me siento muy contento por haberla realizado por varios motivos:

  • Por fin he comprado un par de platos de las ofertas del 3×2 del Carrefour para emplatar, y ahora parecen otra cosa, abandoné mis históricos platos de borde amarillo y azul a cuadros.
  • El plato lleva salmonete, uno de mis pescados favoritos y además lo compré en una pescadería de mi mercado que desconocía y se ha convertido en mi referente y proveedor.
  • Recibí un comentario felicitándome por el plato de mi antiguo jefe de cocina Johan Rox (desde aquí un saludo por si lo lee).

Con esta receta lo que buscaba era conseguir un plato vistoso, rico y donde huerta y mar se diesen la mano, quiero con esto decir, usar verduritas al vapor con un pescado en este caso, el salmonete, a la plancha y luego darle un remate con un caldo de pescado para así aprovechar las raspas y restos del salmonete. Para esto último me dejé influenciar por la cultura oriental, así que, en vez de alga kombu puse musgo de Irlanda que tiene un toque más crustáceo y me saqué un “dashi” de la manga.

Salmonete con verduras al vapor y dashi de sus espinas.

Para esto vamos a necesitar los siguientes ingredientes (2 personas):

  • 4 salmonetes medianos
  • 2 patatas
  • 2 zanahorias
  • ½ calabacín
  • ½ nabo
  • 1 remolacha pequeña
  • 2 o 3 hojas de lechugas o algas variadas (por ejemplo el mezclum de Porto Muiños)
  • 1 bulbo de hinojo

Para el dashi:

  • Las raspas de los salmonetes
  • 500 ml de agua
  • El verde de un puerro
  • 1 hoja de alga kombu

Y esto lo preparamos de la siguiente manera:

El dashi lo prepararemos poniendo en una olla pequeña o un cazo hondo las raspas, el verde del puerro, el agua y el alga. Lo dejamos hervir durante unos 20 o 30 minutos, colamos y reservamos en una jarrita (que esto tiene su explicación, ¿eh?)

Las verduras van de la siguiente manera: con un sacabocados ( o sacabolas) le damos un par de viajes a la patata y a la remolacha y reservamos las bolitas en un bol. Con la zanahoria, el calabacín, y el nabo vamos a jugar un poco, vamos a pelar la zanahoria y el nabo, con una puntilla u otro cuchillo con el que tengáis mas maña pero no de mayor tamaño a una puntilla, vamos a “tornear” dichas verduras de modo que nos queden unos “óvalos vegetales” o unas “mini zanahorias”. Con el calabacín vamos a seguir el mismo proceso pero dejando la piel que hace un contraste muy vistoso.

Cuando tengamos las verduras preparadas las podemos hervir al vapor (algunas nos llevarán más tiempo que otras) o las ponemos con agua y sal abundante a cocer por turnos hasta que las tengamos blandas y las guardamos aparte para el montaje.

Las hojas de lechuga o algas (lo que hayáis elegido) las cortamos en juliana finita que es lo que nos va a hacer de nido para posar los lomitos de salmonete.

¿Qué pasa con los salmonetes? Pues bien, ponemos la plancha a calentar a tope, gotita de aceite, salpimentamos los salmonetes y en un boleo, vuelta y vuelta, los tenemos… y diréis ¿qué demonios hacemos con el hinojo? Aquí viene lo bueno, lo cortamos en una rebanada y a la plancha, lo marcamos bien vuelta y vuelta….. ¡voila! Ya tenemos todos los ingredientes.

Presentamos como en la foto. Y una vez más diréis… ¿y con el dashi, qué? Bueno es aquí donde viene lo divertido, yo os propongo que en una jarra bonita lo llevéis a la mesa y en un plato hondo por supuesto delante de vuestros invitados o familiares, etc.,  lo sirváis… pero lo justo, ¿eh? que no sobrepase mucho las verduras, que sea el toque final del plato. Ahora bien, otro modo es dejar unas jarritas minis (que yo las he visto en esas tiendas de todo a un eurito) y las ponéis al lado del vaso del invitado para que sea él mismo quien decida o bien servirlo en su plato o tomarlo aparte.

Y nada más por hoy amigos, espero que os guste la nueva forma de postear y que os guste el plato tanto como a mí.

¡Cuidaos y alimentaos con buenos alimentos!